Saber que la persona que uno ama está con otra es doloroso, tremendamente doloroso pero nada se compara con el engaño, con ese momento decisivo en el que uno mira a los ojos a la persona querida y mientras la mirada dice la verdad, la boca miente.
Ahí comienza a abrirse una herida que tal vez no cierre nunca, ni siquiera con el paso de los años y la muerte del amor.
2 comentarios:
Ni, tampoco, con la muerte de ambos. El dolor, de seguro, ha de continuar...
Suerte!
J.
Efectivamente porque una de las cosas más complicadas de erradicar de la mente del ser humano es el dolor.
Buen año para vos!
MV.
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