Tengo que preparar una torta de cumpleaños y como me faltaban un par de cositas para tal efecto me dirigí a una casa de cotillón y repostería para adquirirlas.
Estaba pagando en la caja cuando entra un señor de unos cuarenta y tantos años al local, se para al lado de la caja y pregunta a la señora que me atendía si tenían artículos de la princesa Jazmín.
De pronto una ráfago de Azzaro me invadió y no pudo resistir la tentación de mirar al señor.
En un solo segundo lo imaginé tierno y vulnerable con la hija y me dieron ganas de encerrarlo entre las velitas, los bonetes y los disfraces de Shrek y Fiona para gastarlo a besos.
En fin... esa paternal debilidad :D
9 comentarios:
Jajajajajajajajaja
Seràn los aires primaverales que nos ponen como loquitas?? :P
P.D.:Tambièn me puede un perfume bien puesto pero la tuya sì que no es pavada de imaginaciòn,eh?!
jajajajajajajaja
BESETES
el caballero nunca supo lo cerca que estuvo ser devorado... ;)
JJAjajajjajaja, creeme que me pasa lo mismo con el tema, supongo que es el instinto de supervivencia...
Gabu: Y eso que el buen hombre no llevaba el perfume de hombre que más me gusta y mi imaginación se adaptó al lugar en donde se desarrollaba la acción, sino....
Zorgin: No lo supo pero me parece que lo sospechó porque se mantuvo convenientemente alejado de mis colmillos :D
Angelina: Mirá, el señor estaba para deshilacharlo :P
Se salvo raspando...
Liiindaaaaa historia.
No se porque, pero la princesa Jazmin, me esta antipatica.
Es odiosa y caprichosa!
esos hombres me pueden, che.
Thincho: La verdad es que ni siquiera se quién es la bendita princesa.
Alex: Ahhhh, viste? y encima este era super buen mozo :P
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