Siempre me pregunté lo mismo y hasta hoy no encuentro ninguna respuesta.
A veces no sé dónde guardar las canciones que escuchaba en determinadas épocas claves de mi vida.
Las que me remiten a momentos felices las quiero tener siempre a mano pero las que me saben a lágrimas se convierten en candela pura y cuanto más lejos quiero tirarlas, más rápidamente vuelven a mí como el más certero y efectivo boomerang.
Hay días en los que desafío al destino y elijo alguna que nubla la vista creyendo que ya pasó todo y al descubrir que no es así empiezo a buscar con la mirada algún rincón donde esconderla pero al no hallar uno lo suficientemente seguro, me enojo conmigo por haber sido tan tonta.
Sin ir más lejos recién estaba buscando una de Ana Belén y tropecé con otra que hace varios años atrás escuché hasta gastarla con mi voz de lija.
Comencé a cantarla despacito y enseguida sentí que iba por mal camino, supe que si continuaba desgranando sus estrofas terminaría llorando por algo que no tiene vuelta atrás y un súbito instinto de supervivencia logró que la arrojara por sobre mi hombro, encendiera un Marlboro y mirara por la ventana del altillo, que no significa otra cosa que mirar hacia adelante.
A pesar de esta decisión urgente sigo sin hallar un lugar definitivo para ellas.
2 comentarios:
Creo que hay temas del pasado (léase "temas" en tanto asuntos como también musicales) que podemos guardar pero no olvidar. Hay varios de esos que hoy escucho con una sonrisa que me recuerda lo que alguna vez me significaron.
Totalmente de acuerdo, hay "temas" que se pueden guardar en aquellos rincones donde no nos va a esperar la pena para asaltarnos y jugarnos una mala pasada. Es muy bello sonreír al encontrarnos de frente y recordar lo que vivimos.
Publicar un comentario