Diez años

Hace diez años atrás, en un día como hoy, cerraba con llave la puerta de la mejor etapa de mi vida, subía a un taxi con mi negrito (que en ese momento era cachorrito) y me mudaba a esta casa.
Me acuerdo que era un Sábado de lluvia fatal, que La Mole junto a dos amigos cargaron en un flete las pocas cosas que traía y me ayudaron con la mudanza.
Me costó años acostumbrarme a esta casa, al barrio, a los vecinos, a los olores, sonidos y colores de esta parte de la ciudad que me era absolutamente ajena.
Recién hace dos o tres años comencé a preouparme por arreglar la casa, decorarla e imprimirle mi sello porque antes estaba negada a considerarla mi hogar.
Tal vez el mejor símbolo de este cambio sea Iñaki, el potus lemon de la foto.
Al mudarme decidí que colgaría de las vigas del techo de madera varias macetas con plantas para que se vieran desde la habitación y a pesar de los tres intentos que hice nunca logré que sobrevivieran.
Para mi cumple del 2007 me regalaron a Iñaki y no solamente ha vivido magníficamente bien sino que ha dado muchísimos retoños que he regalado a gente muy querida para que tuvieran en sus casas.
Aquí me enamoré, soñé, reí y amé hasta llorar, me perdí y me reencontré miles de veces, me sentí sola y tremendamente acompañada, cociné por placer y por deber, me enojé y reconcilié con el Universo en mil ocasiones y por momentos hasta viví sin darme cuenta.
Y a pesar de los motivos tan tristes que me trajeron hasta aquí, hoy puedo decir que entre estas paredes soy feliz.