
Todos los años la misma historia, llega el mes de Agosto, se acerca el Día del Niño y cada vez que aparece en el aire la canción de Unicef por el programa "Un sol para los chicos" no puedo evitar llorar.
Lo curioso es que se trata de un llanto igualito a los chaparrones de verano porque se desata rápidamente, es copioso y termina de manera abrupta al finalizar los acordes de la canción.
Puede sonar a locura absoluta pero todo tiene una razón.
Como una forma de contribuir con la causa, al comenzar la campaña iba a las casas donde vendían las remeras y los buzos con el logo correspondiente y le compraba uno de regalo.
Si bien ambas ya éramos grandecitas no dejábamos pasar esta fecha (como otras tantas) y alimentábamos la ilusión de nuestro niño interior regalándonos cosas.
Todos los años digo lo mismo: "Esta vez no me va a pasar, esta vez no voy a llorar" pero no, por más empeño que le pongo la tormenta no pega la vuelta y se va para otro punto cardinal de mi ánimo, se planta ahí y desagota toda su furia sobre mis recuerdos logrando así que en contados segundos mis ojos se hinchen como dos globitos de helio.
No me da pudor alguno decir que la extraño muchísimo y que a nadie le va a quedar tan lindo un buzo o una remera de estas como a ella porque mi mamá era ese sol que cualquier niño necesita para sentirse querido y ser feliz.
7 comentarios:
está Ud muy sensible ultimamente, está todo bien?
Zorgin: Si, quédese tranquilo que está todo bien. Solamente estoy volviendo a la normalidad.
una ternurita...
bien por la soleada!
Rastelman: Muchas gracias :)
yo como todavía tengo a la mía, cada tanto la quiero cagar a patadas y el sol sin duda, es padre, que ya no está o está en mí como dije en un post y sobre el tejí un manto de piedad y no sólo es el sol, sino también la luna y las estrellas. Y cuando le saco el manto, alcanza su dimensión humana y ahí lo quiero más, porque humano es posible.
Pero supongo que cuando madre no esté podré decir como vos "mi mamá era ese sol que cualquier niño necesita para sentirse querido y ser feliz".
Lo importante es que te arropa el alma.
Alex: Cuando Bea vivía nos revoleábamos las cosas por el aire básicamente porque yo era una rebelde sin causa y ella quería reformarme y siguiera sus consejos por eso de que los padres siempre saben lo que nos dicen y bla, bla, bla.
Con los años y su desaparición, me ví dándole la razón en muchísimas de todas las cosas que me decía y también descubrí la clase de persona que era, que estaba hecha de la mejor madera del mundo y que era incapaz de sentir maldad.
Como bien decís, lo más importante es que hoy por hoy me arropa el alma y me cuida como nadie.
sep
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