Chau y hola

Se fué el 2009 y arrancamos el 2010.
Normalmente cuando se va un año en el que las cosas me salieron bien, suelo tener añoranza en el final y lo despido con tristeza porque me encariño con los meses vividos pero este vez las cosas no fueron así, despedí el 2009 tranquila, sin ganas de retenerlo y con el deseo de tener un 2010 mucho mejor aún.
Hete aquí que la reunión para el festejo se hacía en la casa de mi hermano asi que hacia allá fuí con tiramisú y torta de brownie con dulce de leche y crema de arándanos incluídos.
La casa se fué poblando de a poquito con amigos queridos y algún que otro desconocido (para mí).
Al poco rato de llegar suena el portero y mi cuñada avisa que llegaron M. y A.
Mientras iban a recibirlas salí al balcón terraza a fumar un cigarrillo y de paso a deleitarme con la luna azul.
Estaba absorta en esos menesteres cuando llegan esas invitadas y se produce un quiebre en mi noche de festejo de año nuevo.
Las recién llegadas eran fanáticas de las fotos, algo así como unas flogger adultas sin chupines ni mechones sobre el rostro pero con un idéntico sentido de la hincha pelotez fotográfica (sobre todo A.).
Luego de saludar a los presentes pelaron camarita digital y empezaron a salticar por toda la casa al gritito histérico de: "A la mesa, sacale a la mesa" o "Sacame acá, parada al lado de ..." o "Juntense, juntense... a ver, sonrían!!!" y como estas, miiiiiiiles más por el estilo.
En un momento y ante mi reiterada negativa de posar para la foto quinientos ochenta y nueve, comenté que no había llevado mi cámara porque ya estaba cansada de sacarme fotos y escuché la siguiente respuesta: "Explicame cómo alguien puede estar cansada de las fotos!!!".
Y si flaca, ya no tengo edad para andar por la vida sonriendo a lo Carna cada dos segundos, entendesssss???
Nos sentamos a comer y por un instante tuve la esperanza de que la cosa terminara pero no, ahora había que sacarle a las copas, a los platos de comida que había y a cada brindis que hacíamos.
Comenzó la cena y mi repentino instinto asesino se vió exacerbado por las expresiones de A. mientras charlábamos entre todos.
A medida que avanzaba la noche iba recolectando todos los tramontinas de la casa para encontrar el momento justo en el pudiera clavárselos en la yugular. Pocas veces estuve con alguien tan pero tan idiota!
Mi hermano y una amiga me miraban cada tanto y me guiñaban el ojo porque veían mi estupor ante las boludeces que salían de la boca de A, eso sin contar con que los pocos bocadillos que metí durante la cena fueron refutados por ella sin mirarme de frente, lanzando sus opiniones al aire de manera casual, como si se trataran de respuestas dadas ante un comentario que había traído el viento.
El umbral de mi paciencia se había achicado bastante y la sucesión de copas ingeridas no ayudaban en lo más mínimo, estaba al borde de mandarla a la mierda pero me mordía los labios por respeto a mi hermano y cuñada porque era amiga de ellos y no estaba en mi casa.
A las doce volvimos a las fotos con la excusa de los fuegos artificiales pero lo agradecí porque prefería eso antes que seguir escuchando sus huevadas insignes.
Cuando llegó el momento de la partida, una de mis amigas me acompañó hasta abajo y salió el tema de este personaje y como ella se había dado cuenta de todo, admitió que A. tenía una personalidad que chocaba bastante, que no siempre le caía bien a todo el mundo pero que era una buena mina y remató el comentario diciendo: "Ojo, que vos y ella se parecen bastante en la imagen fuerte que dan al principio, eh????"
De pronto sentí que el hueco del ascensor me llamaba, que los ojos se me iban para atrás y giraban sin control, que la sangre abandonaba mis venas y que el aire se convertia en mercurio.
Agradecí trasponer la puerta de calle, sentir el viento en la cara y rogué para que mis amigos disparen el rifle sanitario sobre mí si alguna vez me convierto en alguien tan imbécil como A.